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Contexto

¿Qué son los servicios ambientales?

Acción Ecológica, Febrero 09 de 2012, Este artículo ha sido consultado 128110 veces

Actualmente se promocionan ampliamente los llamados servicios ambientales; lo que sus promotores omiten, sin embargo, es que son una extensión del neoliberalismo en el ámbito del denominado capitalismo verde, que atrae ahora el interés de las empresas y gobiernos por el nuevo portafolio que ofrece. Las empresas tienen ahora un escenario propicio con el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y de los bosques, o la disminución de las fuentes de agua.

Los tratados internacionales como el Convenio de Diversidad Biológica (CDB), la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) y el Protocolo de Kioto, se han convertido en instrumentos de las empresas e instituciones financieras internacionales para aumentar su influencia, limpiar su imagen, y consolidar su modelo de desarrollo productivo y tecnológico.

Los servicios ambientales son aquellas funciones de los ecosistemas que pueden generar beneficios y bienestar adicionales para las personas y las comunidades (3). A pesar de las alertas sobre los impactos y amenazas que representa la venta de servicios ambientales y sus mecanismos de funcionamiento -los cuales además de ilegítimos son muchas veces fradulentos e ilegales- se impulsan cambios institucionales para su implementación.

Las experiencias de casos desarrollados en diversos lugares del mundo muestran que el mercado de servicios ambientales está lejos de ser una estrategia de conservación; la realidad es que estos servicios no detendrán el cambio climático, ni mucho menos mejorarán las condiciones de las poblaciones donde se desarrollan. Muy por el contrario, constituyen un mecanismo de apropiación de los territorios de pueblos indígenas y comunidades locales, a quienes se les priva "legalmente" del derecho de uso, administración y control de su tierra, sancionándolos pensalmente, y poniendo en riesgo su supervivencia. 

Los ecosistemas, desde el punto de vista biológico y físico, proveen un conjunto de funciones ecológicas indispensables para el mantenimiento, la reproducción y supervivencia de los seres vivos bajo la denominación de servicios ambientales, estas funciones han pasado de lo ecológico a lo económico. El principio de hacer negiocios y lucrarse de todo y con todo, incluye la alimentación, la salud, la educación, el agua, el aire, la vida, los desastres, y ahora las funciones de la naturaleza. 

Esta voracidad empresarial requiere, entre otras estrategias, ampliar los mercados hacia otros sectores de la población, como potenciales consumidores, así como la aplicación de rigurosos esquemas de propiedad intelectual, ya no solamente aplicados a las invenciones industriales, sino también a todas las formas de conocimiento y los seres vivos. En otras palabras, se concibió un marco legal para apropiarse de semillas, plantas, animales, micororganismos, genes y conocimientos ancestrales. De la información técnica y científica de los pueblos, ahora se están desarrollando marcos legales con el fin de mercantilizar y aplicar derechos de propiedad a espacios, dones y funciones de la naturaleza, que van desde la atmósfera y los paisajes hasta el ciclo del carbono. 

 

Historia de los servicios ambientales

En 1993 el Banco Mundial fue uno de los primeros en usar el concepto de "capital natural", el cual incluye, como su nombre lo indica, todo lo natural que existe en el planeta (4). Dicho concepto fue clave para el avance del capitalismo, debido a que su definición vaga y amplia lo engloba todo. Así, todos los componentes de la naturaleza pueden ser considerados capital naturales y, por ende, ser comercializados. Para ello fue necesario avanzar hacia un enfoque que incluya nuevas formas de consumo; algunos "bienes que produce el capital natural" ya estaban en el mercado como los alimentos, la madera, las fibras vegetales, el petróleo, los minerales, etc.

En 1997 surge un concepto clave que aparece en un artículo titulado "el valor de los servicios ecosistémicos y el capital natural del planeta", publicado por la revista Nature y el libro "los servicios de la naturaleza", editado por Gretchen Daily (5). En estas publicaciones se usaron los términos "servicios ecosistémicos" o "servicios naturales", hoy generalizados como servicios ambientales. 

La noción de "servicio ambiental", ligado al de "capital naural" entra automáticamente en la lógica de la privatizacióny la explotación (6), y permitirá apropiarse no sólo de amplios espacios del planeta, sino también de elementos intangibles de los ecosistemas. "Por ser intangibles, los servicios pueden agruparse o separarse en partes libremente, de acuerdo con los criterios del vendedor. Por ejemplo, una empresa podría vender "regulación climática", pero le sería mucho más conveniente vender por separado "lluvias de cantidad apropiada", "temperaturas adecuadas", "veranos perfectos", etc., El único límite a la creación de nuevos "servicios" será el de la imaginación de las empresas. 

Los dos Convenios, de Diversidad Biológica, y Cambio Climático, se han convertido en los intrumentos internacionales que dan cabida a la venta explícita de servicios ambientales. Esto no hubiera sido posible sin la injerencia de organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericado de Desarrollo, los cuales "han financiado y diseñado varios proyectos que contienen elementos importantes para el desarrollo de los pagos por servicios ambientales y que, en muchos casos, aparecen como los principales impulsores y promotores de la propuesta, pues la presentan como alternativa a la pobreza económica y marginación social que existe en las regiones del Tercer Mundo, y que dicen estar combatiendo (7). 

 

¿Qué servicios ambientales se venden?


El mercado: de culpable a "salvador" del ambiente

Los promotores de los servicios ambientales argumentan que alguien podría pagar para evitar la deforestación, o la consecuente reducción de caudales, o cualquier daño ambiental. A su vez, atribuyen la degradación ambiental a una falla del mercado, y al hecho de no contar con incentivos suficientes para garantizar la conservación (8). Desde esta perspectiva, la solución que presentan es "corregir las fallas del mercado", a través de la venta de servicios ambientales, es decir, tratar de corregirlas a través del mismo mercado (y mejor si está en manos privadas pues la gestión pública de los recursos naturales, desde su perspectiva, adolece de serios problemas). 

Para el profesor mexicano Andrés Barreda, el pago por servicios ambientales es la estrategia actual para la mercantilización, comercialización y privatización de un conjunto de condiciones ecológico-naturales y ambientales que hoy son necesarias para la reproducción del capital. Por otra parte, la iniciativa específica para la contrucción de un mercado mundial de recursos naturales que desde hace tiempo vienen ya funcionando como mercancías. Este es el caso del agua, que de ser administrada por los Estados nacionales ahora empieza a ser manejada por empresas transnacionales que desarrollan la "producción", comercio y consumo mundiales de este recurso. También es el caso de los bosques, "sumideros de carbono". 

Barreda añade que el capital busca "controlar y poseer espacios naturales de riqueza extraordinaria que se puedan traducir en altos volúmenes de ganancia. Antes, el capital sólo explotaba el resultado de los ciclos naturales, pero ahora busca controlar y apropiarse de todo ciclo" (9). Pero, ¿cómo funciona el mercado de servicios ambientales? La lógica que fundamenta el pago por servicios ambientales es la siguiente: cuando estos servicios "gratuitos" escasean, debido a la contaminación o sobreexplotación, adquieren un valor económico. La idea fundamental es crear un mercado para un servicio ambiental que habitualmente no tiene precio. 

Para que los esquemas de pago de servicios ambientales funcionen, es imprescindible que los derechos de propiedad estén claramente definidos, también que las relaciones entre uso de la tierra y del servicio estén plenamente identificados, y los participantes tengan acceso a la información del valor y volumen del servicio intercambiado. Los servicios ambientales que más se comercializan actualmente son: fijación de carbono, conservación de la biodiversidad, portección de cuencas y belleza paisajística. 

 

El cambio climático y los servicios ambientales. El mercado del carbono 

En 2001, los Estados partes del Protocolo de Kioto acordaron las reglas y modalidades (Acuerdos de Marrakech) sobre cómo implementar dicho protocolo (10). 

Estos mecanismos son instrumentos de carácter complementario a las medidas nacionales que se deben cumplir bajo el Protocolo de Kioto. Los negociadores incluyeron tres mecanismos basados en el mercado, que son:

  1. Comercio de Emisiones, CE (Art. 17 del Protocolo de Kioto): El comercio de carbono contempla este mecaniso que puede efectuar un país o empresa al adquirir créditos o bonos de carbono de otro país o empresa para alcanzar los compromisos adquiridos en Kioto. De esta manera, los paises o empresas que consideren más difícil o más caro reducir sus emisiones locales pueden comprar a otros del Anexo I que hayan reducido más de la cuota prevista (11). En la práctica, las empresas que compran los bonos pueden seguir emitiendo gases que contaminan la atmósfera, causales del cambio climático. 
  2. Implementación Conjunta, IC (Art. 6 del Protocolo): Los países responsables del cambio climático pueden efectuar proyectos de reducción de emisiones, fijación de carbono con plantaciones forestales, por ejemplo, o de eficiencia energética en otro país del mismo Anexo I. Los países en donde más de ha ejecutado este tipo de proyectos han sido los países conocidos como de "economías en transición de mercado", es decir, los países del ex bloque soviético.
  3. Mecanismos de Desarrollo Limpio, MDL (Art. 12 del Protocolo): Este tercer mecanismo regulado por Kioto permite a gobiernos o entidades privadas de los países industrializados financiar proyectos de reducción de emisiones en los países del Sur para obtener créditos en la forma de Certificados de Reducción de Emisiones, CRE.

La principal crítica que se hace al mercado de carbono, tanto al regulado a través del Protocolo de Kioto, como al mercado de carbono voluntario, es que no representan una verdadera solución para detener el cambio climático. Primero porque los límites de reducciones fueron impuestos arbitrariamente y no corresponden a las recomendaciones hechas por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por su sigla en inglés). Los científicos agrupados en dicho panel, teniendo como base el año 1990, alertaron que se debía reducir de forma imperativa al menos en un 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero con relación a los niveles de 1990 (12). 

En segundo lugar, dado que los mecanismos funcionan dentro de la lógica del mercado, la norma no ataca las principales fuentes que originan el cambio climático: la explotación de combustibles fósiles, el cambio de uso del suelo para la agricultura a gran escala y pastos para la ganadería industrial, la degradación y tala de bosques, el comercio, el transporte de alimentos y manufactoras, la aviación, etc.

El mercado de carbono significa una alienación de muchos derechos sobre las tierras y territorios de sus leítimos propietarios. Al vender servicios ambientales (ciclo natural del carbono, captación de CO2 por parte de bosques, océanos, regulación natural del clima y otras funciones naturales) se deja de lado el principal problema, que es la dependencia de combustibles fósiles y se beneficia a los contaminadores, quienes no realizan reducciones en sus países y pero sí abren nuevos negocios. 

La parcelización y privatización de la atmósfera, convierte el ciclo de carbono en una mercancía y loe ntrega a manos privadas, violando los derechos de las comunidades locales y causando otros impactos ambientales negativos. Basado en princiios capitalistas, los principales causantes del cambio climático, lo empeorarán en lugar de detenerlo, dado que las emisiones no dejarán de aumentar (13). Además de estos problemas, el mercado voluntario tiene otras características más peligrosas, y es que escapan de todo control estatal efectivo. 

El mercado de emisiones es una forma de trasladar las responsabilidades y los impactos al Sur del mundo, creando nuevas amenazas para los pueblos, cuyos territorios serán ocupados por plantaciones forestales para supuestamente captar CO2; sus bosques serán entregados a empresas privadas para conservar y vender el carbono allí almacenado (es decir, comprar y vender los permisos para seguir emitiendo CO2); sus tierras agrícolas serán destinadas a los cultivos para producir biocombustibles; sus ríos serán represados para construir hidroeléctricas, las áreas protegidas serán privatizadas, sufrirán desplazamientos, expropiación y criminalización (14). 

_______________________________________________

1. Texto tomado de Alerta Verde, Boletín de Acción Ecológica N. 162, agosto de 2010.
2. http://www.accionecologica.org.
3. Los bienes y servicios ambientales se pueden dividir en tres niveles. Gen: recursos genéticos, materia prima; especie: polinización, control biológico, servicios farmacéuticos, materia prima y producción de alimentos; y ecosistema: regulación de gases, clima, disturbios, regulación hídrica (control de inundaciones), oferta y calidad del agua, retención de sedimentos y control de la erosión, formación de suelos, reciclado de nutrientes y fertilidad de los suelos, tratamiento de residuos, refugio de especies, materia prima y producción de alimentos, recreación, cultura, belleza escénica y producción de biodiversidad. Grain, 2004.
5. Ibíd.
6. Ibíd.
7. Barreda, sf.
8. PAGIOLA et.al. 2006.
9. Barreda, sf.
10. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático entró en vigencia en 1994 con la ratificación de los Estados que la firmaron. En este documento de reconoce la responsabilidad de los "países desarrollados" en el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y por lo tanto del calentamiento global, y se propone la aplicación de políticas a nivel nacional e internacional para estabilizar su concentración. Dentro de esta Convención, en diciembre de 1997, se acordó el Protocolo de Kioto, el cual estableció compromisos legalmente vinculantes para 38 países industrializados, los mismos que deben reducir sus emisiones de GEI en un promedio de 5.2% por debajo de sus niveles de emisión de 1990, hasta el 2012.
11. De acuerdo con la CMNUCC, los países del Anexo I son los miembros de la OECD más los países del bloque de la ex Unión Soviética. El llamado Anexo II corresponde sólo a los países OECD y que deben desembolsar los fondos para mitigación y adaptación al cambio climático. Los países del NO Anexo I son los países "en vías de desarrollo", es decir del tercer mundo o Sur.
12. OILWATCH, sf.
13. Ibíd.
14. Ibíd.

Publicado en Febrero 09 de 2012| Compartir
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