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Experiencias locales

Pueblo Zenú, recuperador de Sueños. Resguardo Indígena Zenú de San Andrés de Sotavento, Córdoba y Sucre

RECAR, Colombia, Julio 03 de 2007, Este artículo ha sido consultado 27948 veces

A la memoria de nuestros dirigentes que en el pasado reciente dieron su vida por el Resguardo: Tomás Suárez, Pedro Hernández, Oswaldo Teherán, Gerardo Moreno, Fredy Pérez, Jaime Beltrán, Eliécer Suárez, Saúl Ortiz, Hector Malo Vergara, Luis Arturo Lucas Polo, Porfirio Ayala Suárez, Cesar Mesa Gutiérrez, Arnulfo Ayala, Alberto Malo Alian, Jorge Emiro Polo Talaigua, Robinson de J. Florez Talaigua, Manuel Beltrán, Alejandro Teherán, José Nisperuza, Dagoberto Santero, Julio Santero, Nando Solano, Ilesio de la Cruz, Marco Cecilio Lucas, Teofilo Lozano Romero, Bernabela Riondo, Santiago José Polo Guevara, Virgilio Rafael Feria Cárdenas, Ramiro Sandoval, Alvaro Ortíz.


RECAR [1]
Cabildo Mayor de San Andrés de Sotavento- Córdoba y Sucre.

El Finzenú, el Panzenú y el Senufaná fueron los tres grandes espacios del pueblo Zenú, los cuales comprendieron amplias zonas correspondientes a los actuales departamentos de Córdoba, Sucre y parte del territorio del Bajo Cauca antioqueño, Urabá y el centro de Bolívar. Las refinadas técnicas de orfebrería, de ingeniería agrícola, comercialización e intercambio, dejan aún, huella visible en este territorio, de un pueblo grande, refinado y con avances serios en la ciencia.

De ese pasado esplendoroso, existe una demanda territorial expresada en el Resguardo de San Andrés de Sotavento. Paradójicamente, una acción de los principales agresores de este pueblo y al mismo tiempo una figura de tipo colonial, constituye el horizonte clave de las reivindicaciones actuales. El relicto que la corona española estableció para que los zenú, pudieran “resguardarse” de los atropellos de los otros grupos mestizos y criollos, es la razón central que cohesiona a los zenú de hoy día

La acelerada presión sobre este grupo humano, determinó la pérdida de la lengua y de numerosas tradiciones y elementos de la cultura zenú. Sin embargo valores colectivos ligados al territorio, la manera de organizarse, la caña flecha, las semillas propias, entre otros, fueron la base para que al reasumirnos como pueblo indígena, dieramos una de las más vigorosas reivindicaciones en la historia del Caribe en Colombia. La lucha por la tierra, denominada como las recuperaciones, sobre áreas cubiertas bajo el título colonial constituyen el objetivo que se reclama desde la legalidad y la legitimidad, coloca en sitio relevante a este pueblo en la historia del movimiento indígena reciente.

Las arremetidas contra el pueblo zenú y su territorio muestran ciclos característicos y recurrentes de violencia y despojo. No es raro para este pueblo, entender que toda su historia ha estado ligada a las represiones de la hacienda feudal que caracteriza a la región de la Costa Atlántica en Colombia. La gran ganadería extensiva, al mismo tiempo que se fortalece, da paso a las apropiaciones de terratenientes con elevada incidencia y participación en los cuerpos políticos de la región y el país, a las desecaciones de las ciénagas para los cultivos agroindustriales y más recientemente, al paramilitarismo que bajo expresiones más violentas y frenteras, reivindica las mismas intencionalidades históricas: la sujeción económica, social y política y el avasallamiento cultural.

La pérdida gradual del territorio zenú, que inicialmente abarcaba las cuencas de los ríos San Jorge, Sinú, Bajo Cauca, la sabana de Sucre, Córdoba y Bolívar y las estribaciones de la cordillera occidental al fundirse en la llanura caribe, ha significado también una pérdida de recursos valiosos para el pueblo zenú: ecosistemas estratégicos como las fértiles tierras, las depresiones anfibias ricas en ictiofauna, semillas y animales domesticados, conocimientos y sobre todo, alrededor de 30 dirigentes asesinados en la historia más reciente del proceso de recuperación del resguardo. El apego a las 83.000 hectáreas que finalmente alinderó la corona española, ha sido el horizonte de las demandas de las cerca de 53.0000 personas que conforman esta minoría étnica. Pero es preciso entender que de tal extensión, sólo se alcanzan a poseer cerca de 14.000 hectáreas. Las otras no han sido restituidas a sus legítimos dueños: los indios zenú.

Aún más grave es que esas 14.000 hectáreas, soportan una presión desaforada por parte de poderosos intereses locales, regionales y nacionales y de políticas dirigidas a menoscabar los derechos de las comunidades que se resisten a incorporarse a la sociedad mayoritaria.  Es por eso que hoy, los zenú no sólo pelean recuperar el territorio de las 83.000 hectáreas, sino que ven amenazadas las 14.000 hectáreas que realmente tienen y controlan.  La expansión del modelo de ganadería extensiva, la implementación de políticas de producción de biodiesel, la siembra de monocultivos, la introducción de transgénicos en áreas cercanas y la desesperanzadora migración de los jóvenes que obligadamente quedan raspando coca en Tierralta, Bajo Cauca y Sur de Bolívar, son las nuevas amenazas que se enfrentan.

Dar un salto que recoja la mirada histórica del proceso, que tenga en cuenta las duras pérdidas y que efectivamente nos permita a las comunidades zenú contar con una real autonomía política y control sobre el territorio, es el reto que nos plantean las nuevas generaciones de dirigentes. Es necesario recuperar y recrear nuestra memoria y tener presente los pasos dados por aquellos líderes que dieron su vida por defender este proceso de recuperación de la cultura y el territorio zenú.

 

Antecedentes

El Resguardo Indígena Zenú de San Andrés de Sotavento fue creado en 1773 por la corona española mediante cédula real. Reconocido por la ley 89 de 1890 y por las escrituras públicas No. 30 de 1927 y 1928, ambas de Chinú. Con una extensión de 83.000 hectáreas.

Los títulos del Resguardo se encontraban en manos del Cacique de Vidales, Eusebio Feria de la Cruz, quien había seguido los pasos del Cacique Pedro Dignase y se colocó en defensa del Resguardo en los años 50 - 60 y protocolizó los títulos del Resguardo. A partir de ese momento se sabe que el Resguardo fue creado en 1773 y posee 83.000 hectáreas (ver mapa).

El proceso de pérdida del territorio tiene que ver con la ocupación de los territorios por parte de blancos que llegaron allí por interés comercial, las guerras civiles y en épocas recientes por narcotraficantes, políticos terratenientes, turcos y paisas que promueven la ganadería extensiva y monocultivos. Los indígenas fueron perdiendo su tierra por desconocimiento de la legislación que los protegía, hasta el punto que en 1905 un grupo de políticos conocedores de esta situación y con la perspectiva de explotación del petróleo, influyen para que se promulgara la ley 55 de 1905, que contempla la disolución de resguardos donde no existían indios e invalidar los títulos de Resguardo, lo cual fue desmentido por los líderes del momento y peleado en los estrados judiciales sin resultados positivos. Validaron los títulos “chimbos” que surgieron hasta 1930.

La lucha por la recuperación se inició en 1.973 en la finca Venecia, luego fue recuperada la finca Aguas Mojosas. Pero la intensificación de la recuperación se dio entre 1.987 y 1.992, cuando se da la toma de tierras por parte de los indígenas y la violencia se recrudece. El Estado se ve obligado a través del INCORA a ordenar un plan de adquisición y devolución de tierras mediante resolución 054 del 21 de septiembre de 1984. Estas luchas tomaron calor al abrigo del renacimiento del movimiento indígena en Colombia, que tuvo como claro motor, las orientaciones y movilizaciones de  los años 30 – 40 impulsadas por el dirigente indígena Manuel Quintín Lame. El nacimiento del Consejo Regional Indígena del Cauca - CRIC y las demás estructuras organizativas en otros departamentos y a nivel nacional (ONIC), dieron un apoyo crucial al pueblo zenú. Es así como la Organización de los Indígenas Zenú nace en los años 1979 - 1980 de mano de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos – ANUC y el CRIC. En ese entonces se refunda el Cabildo Mayor y los cabildos menores.

 

La recuperación de tierras

El gobierno no sólo deja de reconocer este territorio, sino que además desconoce e in visibiliza a los indios zenú bajo el argumento de no tener lengua propia. Esta argumentación se da en momentos que da legalidad a las ocupaciones que se realizan en un espacio privilegiado que es el resguardo, corazón del Caribe cercano a Montería, Sincelejo y Cartagena, estratégico por su riqueza en aguas (ciénaga grande y nacimientos), por la calidad de los suelos y botín electoral de barones de la política nacional, principalmente.

Al no darse ninguna gestión para su restitución a los indígenas, estos por cuenta propia inician el proceso organizativo de recuperación de tierras. Comunidades enteras se metían a las haciendas sembraban y construían sus casas. De allí eran sacados a bala por los terratenientes apoyados por la policía, sus ranchos eran quemados en muchas ocasiones y estos insistían hasta que alguien cedía y el Estado se veía en la obligación de comprar. Acá el proceso de recuperación se dio con violencia en la mayoría de los casos, porque los hacendados no querían vender y el gobierno, en manos de los terratenientes, hace lo posible para impedir que se dieran las condiciones para su saneamiento.

 

Testimonio: Recuperación Finca Nueva Colombia

“La finca Nueva Colombia hoy es una comunidad. En 1986 entramos primero y seguimos entrando con la ayuda de las otras comunidades. Después seguimos entrando con los niños y las compañeras. A los seis meses hubo una destrucción de cultivos, quemaron todas las viviendas, quince en total, todas fueron destruídas. A un compañero se lo llevaron p´la cárcel, eso fue como p´darnos un ánimo más.

Acá hubo toda la participación del Resguardo, los cabildos menores, porque en el mismo momento en que hacen la destrucción de cultivos y queman las casas y los compañeros en la cárcel ellos nos acompañaron.

También se pierde Pedro Hernández, que sale en una comisión a Montería y no vino más, entonces sabemos que hubo unos compañeros que salieron a las seis de la mañana, que dicen que los agarraron con él, y nos decían que a Pedro Hernández lo habían agarrado en el camino Julian Cumplido y su abogado y una policía. Y ahí fue que Pedro Hernández se perdió. Y fue cuando nosotros nos tomamos esto aquí donde estamos”.

Desde febrero de 1975 se da inicio a una serie de asesinatos a causa de la recuperación de tierras y la construcción de la organización indígena. Los procesos organizativos durante la recuperación de tierras estaban orientados bajo esquemas de la izquierda que no posibilitaron la autonomía política y la formación administrativa, lo que hace que el proceso sea débil y poco integral ante la conformación de grupos paramilitares.

La conformación de grupos paramilitares en la región en los años 80, coincide con la época de mayores recuperaciones de tierra. Este poder paramilitar que se alió con el narcotráfico, logra debilitar la organización y frenar las recuperaciones de tierra, las cuales se dejan de hacer después de 1997. El proceso de recuperación de tierras se ve enfrentado a un fenómeno de inseguridad de sus líderes. En total se lograron recuperar 91 fincas con 10.086 hectáreas (ver cuadro).

Tabla: Recuperación de Tierras por Municipio hasta 1997

No.

MUNICIPIO

No. Has

No. Fincas

1

San Andrés de Sotavento

6.295,3

57

2

Chimá

311,9

4

3

Purísima

42,0

1

4

Sampués

1.067,5

9

5

Palmito

1.338,4

11

6

Sincelejo

446,5

4

7

Tolú viejo

14,3

1

8

Coveñas

500,0

1

9

Morroa

70,9

3

TOTAL

 

10.086,8

91

 

 Este proceso de recuperación de tierras se hizo con el esfuerzo de todas las comunidades, donde mujeres, hombres y niños asistían día tras día, durante varios meses o años al sitio de la recuperación y allí realizaban trabajos colectivos: cultivos, casas.  Se fortaleció nuestra identidad como cultura zenú.  Fue volverse a reencontrar la organización indígena que se estaba perdiendo.

En esta lucha nos unimos con los otros pueblos indígenas del Cauca y Tolima, organizaciones de campesinos y afro, organizaciones sociales, sindicatos de trabajadores, del magisterio. También comunidades religiosas como las Hermanas de la Madre Laura nos apoyaron mucho. 

El fortalecimiento de nuestra organización se da en un momento muy difícil, había muchas comunidades que no estaban concientizadas como indígenas y este fue el trabajo que tuvimos que emprender, el proceso organizativo de las comunidades que no estaban involucradas en las recuperaciones y las alianzas con entidades externas que apoyaban con proyectos productivos fue clave para mantener las tierras recuperadas.

 

El actual territorio de los zenú

El Resguardo con título colonial esta distribuido en los municipios de la siguiente manera:
 

DEPARTAMENTO

MUNICIPIO

AREA

DPTO %

RESGUAR %

CORDOBA

San Andrés de Sotavento

50.284.11

89

60.5

 

Chimá

3.898.43

6.9

4.7

 

Chinú

1.299.48

2.2

1.56

 

Momíl

1.016.98

1.9

1.22

Total

 

56.499.00

100

68.02

SUCRE

Palmito

13.811.20

52

16.6

 

Sampués

6.746.24

25.4

8.12

 

Sincelejo

6.002.56

22.6

7.23

Total

 

26.560.00

100

31.98

Tomado de Zorro y Prieto, 1.999

 

El Resguardo que actualmente concibe el Estado no es un territorio continuo como si lo ve la organización indígena, este se conforma de las siguientes formas de propiedad.

  1. Las tierras que de manera ancestral retuvieron los indígenas y que no tienen títulos del Estado (el cabildo da un título manuscrito respaldado en el título colonial) o tienen títulos individuales, se desconocen con exactitud. Se presume que son unas 4.000 has. ocupadas por caserios y pequeñas fincas ancestrales explotadas individualmente (con parcelas que van de 0.5 a 5 hectáreas)
  2. Las tierras recuperadas y que fueron luego legalizadas. Corresponden aproximadamente a 10.082.8 has. (91 fincas).
  3. Las tierras que se tramitaron por gestión directa (persuasión) son muy pocas y se desconoce el área.
  4. Las tierras que estando dentro del resguardo están siendo dominadas y utilizadas por particulares y sobre las que se reclama para sí el pueblo zenú, corresponden a 69.000 has.

Las fincas fueron devueltas por el INCORA a nombre del Cabildo y cada recuperación tenía sus asociados, que eran las familias que habían luchado esa tierra. En ese entonces, no se tenía en cuenta si eran pocas o muchas familias. Después de la recuperación las familias fueron creciendo y hasta hoy desconocemos este crecimiento. Según Zorro y Prieto (1999) en un estudio realizado por la Fundación Oleoductos de Colombia se encontró que “las 52 fincas recuperadas estaban siendo explotadas por 2.338 familias, lo que representa el 43.64% de la población indígena”, o sea que el 56.36% (3.019) no posee tierra recuperada o viven en pequeñas propiedades heredadas.

Las tierras en cada finca se han reglamentado y se han conformado juntas de administración. Las comunidades han entregado a cada familia un área para sus cultivos de pancoger y han destinado un área comunitaria donde desarrollan proyectos productivos colectivos de ganadería, reforestación y piscícolas.

Algunos aspectos que han propiciado el resurgimiento de Cabildos Indígenas en muchas comunidades, en los últimos años, a parte de la recuperación de las fincas, fueron los recursos de las transferencias y la implementación del servicio de salud indígena.

La autoridad indígena es el Cabildo Mayor Regional de Córdoba y Sucre, apoyado por el  Consejo de Cabildos de San Antonio de Palmito, el Cabildo Gobernador de Sucre, el Consejo de Cabildo de San Pedro Alcántara y el Cabildo mayor Municipal de San Andrés de Sotavento. También hay cabildos en Sincelejo, Chimá, Chinú y Sahagún.

En conclusión es necesario tener en cuenta que:

  1. El pueblo zenú, cuenta de manera efectiva sólo con 14.000 ha, de las cuales están protegidas por títulos recientes 10.086. Es decir, no accede ni a una cuarta parte de su propio territorio. No conviene olvidar que el gran territorio zenú ancestral superaba ampliamente el territorio en reclamo.
  2. El Resguardo no es un espacio continuo y contiguo, es un retazo de formas jurídicas que colocan en conflicto el territorio por el variado y no concertado uso de la tierra de acuerdo a sus potencialidades. Se tiene un título colonial y numerosos títulos individuales entregados por el INCORA, ahora INCODER.
  3. No se ha contado con un compromiso del Estado en restituir el Resguardo en su totalidad a sus legítimos dueños, los indios zenú.
  4. El pueblo Zenú continúa reclamando su derecho legítimo a la ocupación y control de las 83.000 hectáreas.
     

Nuestras Preocupaciones Actuales

Esta recuperación de tierras nos ha garantizado a más de 3.000 familias indígenas recuperar la economía y seguridad alimentaria en buena medida, pero aún quedan muchas familias sin tierra para cultivar que se encuentran en tierras ancestrales e incluso recuperadas. El número de familias que viven en tierras recuperadas está creciendo y se están generando nuevos conflictos por la tierra que se deben resolver por parte de las autoridades indígenas.

La organización indígena se debilitó por la intimidación que ejercieron los grupos paramilitares, después que se dieron las recuperaciones de tierras  bloquearon la participación de la gente en los procesos organizativos e impidieron que los recursos de transferencias y de salud cumplieran sus objetivos reales en las comunidades. También se bloqueó el proceso de recuperación de tierras.

La producción agropecuaria se ha intensificado, pero ha habido un desmedido incremento de las explotaciones ganaderas, las cuales fueron incentivadas por muchos proyectos estatales y no estatales. Es así como se puede decir que más del 60% de la tierra se está utilizando para la cría de ganado de manera extensiva. Esto ha provocando un deterioro acelerado de los recursos agua y suelo, en la medida que hay degradación y erosión de los suelos y presión sobre las fuentes de agua; pero también da lugar al arriendo de tierras a terceros no indígenas para la cría de ganadería extensiva.

Hay que tener en cuenta que las condiciones para realizar la agricultura en el Resguardo implica muchos riesgos por la intensidad de los veranos, y los pocos proyectos que han contado con infraestructura de riego, no han contado con el apoyo para la comercialización. Esto devela la urgencia de una gestión enfocada en el agua, de acceso a las formas colectivas, racionales y sostenibles de manejo del líquido vital. Controlar los nacimientos y dar paso al manejo de las cuencas, es determinante para la sostenibilidad de los sistemas de producción y el poblamiento mismo de las comunidades.

La pérdida de los conocimientos y la diversidad cultivada puede significar también la pérdida de las raíces que han alimentado el proceso reivindicativo de las comunidades zenú. Es preocupante el desconocimiento propio e institucional de la tradición indígena y la  pérdida del cultivo asociado de maíz, yuca, ñame, batata, ahuyama. El creciente uso de agroquímicos, especialmente herbicidas, provocado por los enfoques de agricultura estandarizados que promueven instituciones y determinadas formas de cooperación han ocasionado pérdida de la biodiversidad alimentaria, agotamiento de las fuentes de agua y desempleo mismo.

Todos estos problemas surgen ante la mirada inerme del Estado que no hace nada por aportar en resolverlos. No existe un plan de saneamiento o de restitución integral del Resguardo y de control y dominio de ecosistemas y recursos estratégicos.

Afirmamos con toda claridad que no está resuelto el problema de la tierra y por el contrario la presión que se vive por esta situación está trayendo impactos de graves consecuencias que se expresan en el aumento de la delincuencia común, desplazamiento de los jóvenes y adultos, hombres y mujeres, en busca de oportunidades laborales, una parte a las ciudades y otra a zonas de cultivos ilícitos.

Actualmente se empieza a hablar de proyectos de caña de azúcar y yuca para la producción de biocombustibles, pero no se han contemplado consultas con las autoridades indígenas, sino más bien están negociando con las comunidades y las familias individualmente, sin tener en cuenta que es un Resguardo Indígena donde la implementación de estos proyectos genera impactos, lo cual amerita consulta previa amplia, consensuada, bajo consentimiento previo y orientada a garantizar el control del territorio y la anexión de nuevas áreas del resguardo enajenado.

En las condiciones actuales de superación del conflicto armado en Colombia, es fundamental tener en cuenta que dotar del territorio a los pueblos indígenas del Caribe colombiano, de lejos una de las regiones especialmente afectada por la elevada concentración de la propiedad de la tierra y los fuertes desequilibrios sociales, comienza por reparar a las sociedades más violentadas y vulnerables, entre las cuales estamos los indios zenú.

 

Acción de las Autoridades Indígenas y las asociaciones

Las autoridades indígenas, preocupadas por la situación actual y decididas a reclamar como nuestro el territorio que nos pertenece, estamos realizando un diagnóstico de la problemática y los conflictos de tierras, de tal manera que podamos saber exactamente cuantas familias están sin tierra para cultivar y conocer la distribución. También estamos construyendo reglamentos con participación de líderes del Resguardo (Escuela de Líderes Eusebio Feria) en donde revisamos que hacer con las situaciones que generan conflicto y mal uso del suelo. Estamos dándole contenido político a las buenas ideas y prácticas como el haber tomado la decisión que no permitiremos la entrada de transgénicos a nuestro territorio y defender las semillas que heredamos de nuestros ancestros.

Trabajamos para que nuestro Resguardo sea un solo globo territorial como tal vez lo soñara Eusebio Feria, Pedro Dignase y tantos otros líderes.

Estamos haciendo un llamado a nuestros amigos y a los que quieran sumarse a nuestros esfuerzos, para que demos el lugar a las aspiraciones de los hombres y mujeres zenú que dieron sus vidas por el resguardo, por el pueblo zenú, por la justicia y la dignidad.


________________________________
[1] recaragro@hotmail.com

Publicado en Julio 03 de 2007| Compartir
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